“Todo individuo tiene derecho a la vida, al trabajo… a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo… Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar.” (Declaración Universal de Derechos Humanos, Naciones Unidas, 1948)
Una buena calidad de vida no
consiste únicamente en limitarse a estar vivo. Sólo puede lograrse con una
buena salud física y mental y un bienestar social adecuado. La generalidad de
las personas pasa una gran parte de su valiosa vida en el trabajo. Así pues,
¿en qué medida es importante trabajar en un entorno seguro y saludable?
Nos manifestamos para que el
aire sea puro, para que los océanos no estén contaminados, para que la tierra
sea más verde y las calles más seguras... pero ¿qué tan puro, sin
contaminación, verde y seguro es nuestro lugar de trabajo?
Algunas veces parece como si
la “vida” fuese ese tiempo que transcurre fuera de las horas de trabajo, como
si en cierto modo fuese aceptable sacrificar nuestro bienestar por el mero
hecho de encontrarnos ejerciendo nuestra actividad profesional. Es parte de
nuestro trabajo, nos pagan por ello… El que nos paguen por nuestro trabajo no
significa que debamos correr peligros que pueden evitarse. Contamos con la
tecnología y los conocimientos de gestión necesarios para hacer de nuestras áreas
de trabajo lugares seguros y saludables, utilicémoslos.
Todos necesitamos un motivo
para levantarnos cada mañana. Necesitamos sentirnos útiles por nosotros mismos,
por nuestras familias y por la sociedad. Sentir que nuestra labor aporta
resultados puede ayudarnos a sentirnos realizados. Pero el lugar de trabajo
debería proteger nuestra integridad. Si trabajamos en un entorno que encierra
riesgos, cada día acudimos a trabajar con muchas posibilidades de regresar a casa
herido, enfermo o de no volver en absoluto. Esta situación desvirtúa el fin del
trabajo, que debería hacernos sentir útiles y necesarios; se convierte en un
riesgo asumido, como si fuese el precio que debemos pagar por tener un trabajo.
En ese sentido, cuando se
trata de la salud del trabajador, el trabajo puede ser una experiencia positiva
o muy negativa. Cuando trabajamos somos económicamente independientes, podemos
recompensarnos a nosotros mismos satisfaciendo nuestras necesidades básicas y
concediéndonos alguno que otro capricho. En contrapartida, todo este proceso de
dar y recibir actúa recíprocamente con nuestras aspiraciones sociales y tiene
repercusiones en nuestra salud mental y física, en nuestro bienestar. Por lo
tanto, ese lugar de trabajo que nos mantiene alejados de nuestros hogares durante
la mayor parte del día debería respetar nuestro bienestar. Haber sido una
persona productiva y activa durante decenios de nuestras vidas debería
permitirnos conservar nuestra salud largo tiempo después de jubilarnos. He aquí
la importancia del autocuidado de la salud durante todo nuestro tiempo de vida.
¿Cómo podemos prevenir un
accidente en el lugar de trabajo o evitar una muerte en el ejercicio de una profesión?
Pero no sólo hoy, sino cada día.
Todos y cada uno de nosotros
somos responsables de estas vidas y de estas muertes:
- Como empleadores y directivos, somos responsables de garantizar que los lugares de trabajo que dependen de nosotros sean seguros y no entrañen riesgo alguno para la salud, somos responsables de informarnos sobre las medidas de seguridad y salud en el trabajo y de prever la protección necesaria para nuestros trabajadores.
- Como gobiernos, somos responsables de proporcionar la infraestructura - la legislación y los servicios – necesaria para garantizar que los trabajadores sigan siendo aptos para el empleo y que las empresas prosperen. Esto incluye la preparación, en consulta con las organizaciones de empleadores y de trabajadores, de una política y un programa nacionales y de un sistema de inspección para hacer cumplir la legislación y las políticas relativas a la seguridad y salud en el trabajo.
- Como miembros de la comunidad académica conocedores de este campo, somos responsables de que estos conocimientos se difundan, no sólo una vez, ni sólo dos veces, sino como mínimo cada 15 segundos.
- Como especialistas en seguridad y salud en el trabajo, somos responsables de proporcionar asesoramiento, de evaluar los riesgos en el entorno laboral y de hacer el consiguiente seguimiento.
- Como trabajadores, somos responsables de trabajar en seguridad y de protegernos y no poner a los demás en peligro, de conocer nuestros derechos, y de participar en la aplicación de medidas preventivas, no sólo por nosotros, sino por nuestras familias que nos esperan en casa.
- Independientemente de donde ejerzamos nuestra actividad profesional, puede que nuestro lugar de trabajo entrañe riesgos. No podemos cambiar el pasado, pero podemos evitar que se repita. Todos tenemos la oportunidad de unirnos a las acciones que se están llevando a cabo en materia de prevención.
TRABAJA EN EQUIPO CON LA
COMISIÓN MIXTA DE SEGURIDAD E HIGIENE EN EL TRABAJO DE TU UNIDAD LABORAL.
Te invitamos a consultar: SALUD Y VIDA EN EL TRABAJO: UN
DERECHO HUMANO FUNDAMENTAL.
*LDB